Fiscalización con responsabilidad y compromiso con el pueblo ecuatoriano

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sergio peña asambleísta independiente
Sergio Peña
asambleísta nacional

compromiso con el pueblo ecuatoriano

La sesión número 13 del Pleno de la Asamblea Nacional del Ecuador marcó un momento clave en el ejercicio de una de nuestras funciones más importantes como legisladores: la fiscalización y el control político.

Durante esta jornada, se abordaron temas sensibles relacionados con la gestión pública, la transparencia institucional y el uso de recursos del Estado. Se propuso la comparecencia de diversos funcionarios con el objetivo de esclarecer dudas sobre contratos y decisiones que han despertado preocupación en la ciudadanía. Para mí, como representante del pueblo, estas acciones no solo son necesarias, sino urgentes y fundamentales.

Como lo he reiterado en sesiones anteriores, mi compromiso con el Ecuador va más allá de líneas ideológicas o afinidades partidistas. Mi voto es libre, responsable y siempre orientado a lo que más le convenga al país. En esta sesión, ese principio se mantuvo firme. Apoyé toda iniciativa que busque esclarecer hechos, exigir rendición de cuentas y garantizar que las instituciones funcionen con legalidad y ética.

La fiscalización no es persecución política. Fiscalizar no significa atacar, sino cumplir con un deber constitucional que tenemos como Asamblea Nacional: ser los ojos del pueblo frente al poder. Porque cuando se manejan recursos públicos o se toman decisiones que afectan a miles de ciudadanos, es deber de los asambleístas hacer preguntas, pedir explicaciones y actuar con firmeza cuando se identifiquen errores o abusos.

En la sesión 13 también quedó en evidencia algo que vengo diciendo desde el inicio de mi gestión: no todo lo que es popular es correcto, ni todo lo correcto será necesariamente popular. Sin embargo, mi obligación es actuar con coherencia, incluso cuando las decisiones no sean cómodas o políticamente convenientes. La confianza que me dio la gente no fue para quedarme callado ni para seguir agendas ajenas, sino para representar con dignidad los intereses de los ecuatorianos.

Agradezco profundamente a todos quienes siguen de cerca mi trabajo legislativo. Sé que muchos ecuatorianos ya no creen en la política, y con razón. Pero precisamente por eso estoy aquí: para demostrar que sí se puede hacer política de frente, con principios, con transparencia y con verdadero compromiso social.

Desde la Asamblea Nacional, seguiré alzando la voz cuando sea necesario, defendiendo el bien común por encima de los intereses particulares y votando con libertad, porque así entiendo el verdadero servicio público.

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